EQUIPO DE PROFESIONALES

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miércoles, 28 de mayo de 2014

ANSIEDAD


La ansiedad forma parte de la condición humana y sirve para afrontar situaciones de peligro o riesgo. Sin embargo, cuando es demasiado intensa, se convierte en una fuente de sufrimiento que es necesario controlar.
La característica esencial de este trastorno es un sentimiento de desazón y desasosiego generalizados y persistentes, que no están referidos a ninguna circunstancia ambiental en particular. Lo más habitual es que el paciente se queje de estar permanentemente nervioso, así como de sentir otros síntomas típicos de la ansiedad como temblores, tensión muscular, exceso de sudoración, mareos y vértigos, taquicardia, y molestias epigástricas.
Con frecuencia manifiestan el temor a que ellos mismos, o sus seres queridos, puedan contraer una enfermedad o sufrir un accidente, entre diversas obsesiones y presentimientos de carácter negativo. La ansiedad es un trastorno más frecuente en mujeres y está a menudo relacionado con el estrés ambiental de su vida cotidiana. Tiene un curso variable, dependiendo de las características de la persona afectada, pero tiende a ser fluctuante y crónico.
Para que el trastorno de ansiedad sea diagnosticado como tal, el paciente debe presentar síntomas de ansiedad casi todos los días durante varias semanas seguidas. Los signos de ansiedad más indicativos son:
  • Aprensión (excesiva preocupación sobre posibles desgracias futuras, sentirse “al límite” de sus fuerzas, dificultad de concentración, etcétera).
  • Tensión muscular (agitación e inquietud psicomotrices, cefaleas de tensión, temblores, incapacidad de relajarse).
  • Hiperactividad vegetativa (mareos, sudoración, taquicardias o taquipnea, molestias epigástricas, vértigo, sequedad de boca...).
  • Los niños suelen manifestar una necesidad constante de seguridad y atención, y quejarse reiteradamente.
En el tratamiento de la ansiedad se recurre generalmente a la utilización de fármacos y a la terapia psicoterapéutica.

lunes, 12 de mayo de 2014

PRECAUCIONES EN LA EXPOSICIÓN SOLAR

 

- Evitar exponernos al sol durante las horas en que la intensidad de la radiación es mayor; esto es entre las 10 y las 14 horas.

- Exponernos de forma progresiva. Evitar pasar muchas horas al sol los primeros días.

- Mantener fuera de la luz directa a los niños y bebés. Si van a jugar durante bastantes horas al aire libre, protegerlos con las cremas adecuadas.

- Además de las cremas, son recomendables la utilización de la gorra y la camiseta como protección.

- Los ojos también han de protegerse: use gafas de calidad que protejan el 100% de la radiación UV.

- No olvidarnos de proteger los labios con un protector con un factor alto, los labios son una zona muy sensible.

- Intentar utilizar protectores solares resistentes al agua; no sólo cuando realice actividades acuáticas, también cuando haga ejercicio físico expuesto al sol.

- Durante el embarazo es conveniente evitar la exposición solar intensa.

- Evitar el uso de colonias o perfumes, u otros productos que puedan ser fotosensibilizantes al exponerse al sol. Ciertos medicamentos también pueden estar incluidos en este grupo. Consulte a su médico o farmacéutico antes cualquier duda.

- Ante cualquier cambio en alguna de las lesiones en la piel, como lunares o manchas, al exponerlas al sol, no dude en acudir a su médico de referencia. Cualquier cambio en el color, el tamaño o la forma de una mancha ha de ponernos sobre aviso.